martes, agosto 26, 2008

Un janeriano en el Seminario!!! ALDO BONZI




“¡Tú me has seducido, Señor,
y yo me dejé seducir!” (Jer 20, 7)


Querida familia janeriana:

Con gran alegría me acerco a ustedes para compartir estos tiempos de inmensa felicidad que estoy viviendo. Mi nombre es Luciano Emanuel González, tengo 18 años y soy ex-alumno del Colegio San José, Instituto Cardenal Casañas de Aldo Bonzi, Buenos Aires.
El 9 de marzo de este año, ingresé al Seminario Diocesano de San Justo “Nuestra Señora de la Esperanza”. Ese día estuve acompañado por personas que me han ayudado mucho a descubrir mi vocación y a las cuales le estoy eternamente agradecido: mi familia, amigos, miembros de la comunidad parroquial y del colegio, y también las Hermanas. Hace muchos años esperaba este momento, este continuar en el Seminario el camino a la santidad en la vida sacerdotal.
Tengo muy presente la primera vez que escuché este llamado de amor, fue en el año que me estaba preparando para mi Primera Comunión, a las puertas del gran Jubileo del año 2000. Esto que sentía se lo manifesté al sacerdote que me confesó por primera vez ese año, y a una de las Hermanas que desde ese momento me acompaña en este camino.
Después de 3 años, comencé a participar de la Eucaristía en la parroquia. Un gran signo que Dios me regaló en ese tiempo, fue el llamado a servir en el Altar como acólito, estar aún más cerca de Jesús. Desde ese momento jamás me separé de Él.
Luego comencé mi discernimiento, al comienzo con una de las Hermanas y después con un sacerdote. Conocí el Seminario y también a los seminaristas, el día de hoy ya sacerdotes o próximo a serlo.
A los quince años, ya mi deseo de entrar al Seminario era enorme. Participaba en los retiros y encuentros que allí se realizaban, junto con los chicos que ingresarían en los años siguientes, pero a mí me faltaba mucho aún. Esta espera me producía mucho dolor, no comprendía los tiempos de Dios, pero nunca me sentí abandonado por Él, todo lo contrario, me ha puesto en el camino diferentes personas que me han ido acompañado,
en especial al Obispo, quien ha sido y es un padre para mí, y me ha ayudado a descubrir al Dios que es Amor.
Uno quizás pensaba que entrar al Seminario era la meta, pero cada día descubro que recién estoy comenzando y trato de vivir mi vocación matinalmente, cada día Dios me llama y me dice: “Ven y sígueme…”
Aquí estoy ahora en la casa de Alfarero, junto a María, aquí donde Él modela mi vida y mi corazón, para hacer de mí, un sacerdote suyo.
Mi querida familia janeriana, les aseguro que no dejo un día de rezar por todos y cada uno de ustedes. Les pido con gran confianza, que recen mucho por mí a la Sagrada Familia, para que Jesús, José y María, sean mis formadores.
Para terminar quiero hacerles una invitación, especialmente a los más jóvenes. Una invitación que en realidad la hace el Papa Benedicto XVI:
“Queridos jóvenes, ¡no temáis a Cristo!
Él no quita nada, y lo da todo.
Quien se da a Él, recibe el ciento por uno.
Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a
Cristo y encontraréis la verdadera Vida”

¡Jesús, José y María: les doy el corazón y el alma mía!
Ana María Janer, mujer de Fe y Caridad, ruega por nosotros.

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