En este tiempo de Cuaresma el Señor nos llama especialmente a la reconciliación, a convertirnos de corazón... ¿Qué camino seguir? ¿Qué medios poner? La Iglesia nos lo enseña: la oración, el sacrificio, la misericordia... ¿Recuerdan, janerianos, cuando la Madre volvió del exilio en Francia?
Fue la Madre Ana María acompañada de señores... (acompañada de laicos!), de la Madre Solá y dos postulantes a la Casa de Misericordia de Cervera.
¿Cuál era el fin primordial? Lo dicen los libros: acompañar la humanidad doliente, aliviándola y sirviéndola hasta tanto que recobrase su bienestar. Debía formar al hombre según las enseñanzas de la religión, a fin de que la juventud fuera apta para desempeñar, en la sociedad, los destinos que el dedo de Dios le trazara.
La previsora Madre procuró un Reglamento adecuado al fin a que debía ordenarse aquella novel comunidad, asilados y ayudantes en la obra de la educación y cuidados maternales, a fin de aprovechar el tiempo en la presencia Divina.
Janerianos: aprendamos del "Reglamento" que nos dejó nuestra Madre, para ordenarnos y "a fin de aprovechar el tiempo en la presencia divina"... El Reglamento de practicar la misericordia, de amar a Dios y a nuestros hermanos...
¡¡¡SEAMOS FIELES AL CARISMA JANERIANO!!!
Siempre con la humildad de saber que
¡ESTAMOS EN CAMINO!