sábado, enero 12, 2008

Comentario del libro "JESUS de Nazareth"

ROMA, 14 de diciembre del 2007
En vistas a la Navidad, el cardenal Camillo Ruini reunió a los sacerdotes de la diócesis del Papa, de la que es vicario, para explicarles “el corazón” del magisterio de Benedicto XVI. También en sus aplicaciones políticas, nunca sagradas y definitivas, sino siempre por “reelaborar, reformular y corregir”.

En la primera parte de su análisis el cardenal Ruini mostró cómo, en el libro, el Jesús de los Evangelios es una misma cosa con el Jesús real, el Jesús “histórico”. En la segunda parte explicó “el significado que Jesús tiene para nosotros”, significado “que a Joseph Ratzinger-Benedicto XVI le importa mucho”. En otras palabras: “cómo actualizar la persona y el mensaje de Jesús en relación a la presente situación histórica”.

"Jesús de Nazaret": una aproximación teológica al libro de Benedicto XVI

El significado de Jesús para nosotros
En el libro de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI "Jesús de Nazaret" la actualización del mensaje de Jesús es realizada bajo varios aspectos, todos íntimamente ligados entre sí.
Es bueno comenzar por la “gran pregunta” que aparece varias veces en el libro: 'qué es lo que verdaderamente Jesús ha traído al mundo, si no ha traído la paz, el bienestar para todos, un mundo mejor?
La respuesta es muy simple: a Dios. Jesús “ha traído a Dios”, aquel Dios que la gente había entrevisto bajo múltiples sombras y del que sólo Israel había conocido el rostro en alguna medida.
En Jesús, a través Iglesia familia de sus discípulos, este Dios da a conocer su rostro a cada hombre, y precisamente así nos indica el camino que como hombres debemos tomar en este mundo. “Sólo la dureza de nuestro corazón nos hace considerar que ello sea poco”.
Más aún, trayendo a Dios al mundo, Jesús cumple el gran exorcismo que libera el mundo del poder del demonio, y mientras lo libera lo “racionaliza”, lo sustrae al dominio destructivo de la irracionalidad. La historia confirma que donde llega la luz de Dios el mundo se vuelve libre, donde en cambio esta luz es rechazada regresa la esclavitud. En realidad sólo a partir de Dios se puede comprender al hombre y sólo si el hombre vive en relación con Dios su vida se vuelve justa: este es el sentido del Discurso de la montaña, que delinea, en vuelco de los falsos valores, un cuadro completo de la justa humanidad.

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Una segunda actualización del mensaje de Jesús se refiere al amor al prójimo. Ya en el Antiguo Testamento a la norma fundamental de la Torah sobre la fe en el único Dios, de la cual depende todo, se adjunta progresivamente la responsabilidad por los pobres, las viudas, los huérfanos, hasta asumir, a través de los desarrollos del profetismo, el mismo rango de la adoración del único Dios. Esta responsabilidad se funde por lo tanto con la imagen de Dios y la define en modo muy concreto: el amor a Dios y el amor al prójimo no se pueden escindir, “la guía social es una guía teológica y la guía teológica tiene carácter social”.
Jesús, a este nivel, no hace nada de inaudito para los israelitas: retoma este dinamismo del Antiguo Testamento y le da su forma radical. Una forma que en realidad es también cristológica: “cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25,40). Pero con la parábola del buen samaritano, Jesús nos muestra que no se trata de establecer quien es o no es mi prójimo: se trata en cambio de mi mismo, yo debo hacerme prójimo, así el otro – cualquier otro, universalmente – cuenta para mí como yo mismo. La actualidad de la parábola es obvia.
Si la aplicamos a las dimensiones de la sociedad globalizada, las poblaciones asaltadas y saqueadas del África – y no sólo del África – nos interesan de cerca y nos involucran desde un doble punto de vista: porque con nuestros sucesos históricos, con nuestro estilo de vida, hemos contribuido y todavía contribuimos a despojarlas y porque, en vez de darles a Dios, el Dios cercano a nosotros en Jesucristo, les hemos llevado el cinismo de un mundo sin Dios.
La critica de Nietzsche a la “moral del cristianismo”, con la cual él pretende precisamente la orientación de vida indicada por el Discurso de la montaña y de la Bienaventuranzas y que él acusa de ser “crimen capital contra la vida”, casi como si fuese una moral hostil a la alegría, una religión de la envidia y del resentimiento, ha incidido profundamente sobre la conciencia moderna y determina en gran parte el modo en que hoy se percibe la vid. Pero las experiencias de los regímenes totalitarios, y también el abuso del poder económico, que degrada el hombre a mercadería, comienzan a hacernos de nuevo comprender mejor el sentido de las Bienaventuranzas: ellas cierto se contraponen a nuestro gusto espontáneo por la vida, exigen conversión, o sea un giro de 180 grados interior respecto a la dirección que tomaríamos espontáneamente. Pero esta conversión hace venir a la luz lo que es puro, lo que es más elevado, y dispone nuestra existencia en el modo justo.
En una palabra, la verdadera “moral” del cristianismo es el amor, y esto se opone al egoísmo, es un éxodo de nosotros mismos, pero precisamente en este modo el hombre se encuentra a sí mismo. A través de este “sendero de alta montaña” se nos abre la riqueza de la vida, la grandeza de la vocación del hombre.

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Una tercera actualización del mensaje de Jesús brota de la crítica del rabino Neusner, y de muchos otros, según la cual ningún orden social podría ser fundado sobre el Discurso de la montaña.
Esto es ciertamente verdadero en el sentido que en la nueva y universalista “familia de Jesús” las formas jurídicas y sociales concretas y los ordenamientos políticos no son más, y no puede más ser, fijados como derecho sacro para todos los tiempos y para todos los pueblos. Se hace decisiva la fundamental comunión de voluntad con Dios donada a nosotros por medio de Jesús: a partir de ella los hombres y los pueblos son ahora libres de reconocer qué cosa, en el ordenamiento social y político, corresponde a esta comunión de voluntad, para dar después ellos mismos forma a los ordenamientos jurídicos.
La falta de ordenamientos sociales concretos en el anuncio de Jesús encierra pues – y al mismo tiempo esconde – un proceso que se refiere a la historia universal, y que ha tenido lugar solamente en el ámbito cultural cristiano: los ordenamientos políticos y sociales concretos son liberados de la inmediata sacralizada – de una legislación basada directamente en el derecho divino – y confiados a la libertad del hombre que, a través de Jesús, se radica en la voluntad del Padre y partiendo de Él aprende a discernir lo justo y el bien.
Este fundamental proceso ha sido comprendido en toda su dimensión sólo en la edad moderna, pero después ha sido interpretado inmediatamente de modo unilateral y falseado. La libertad del hombre, en efecto, ha sido enteramente sustraída a la mirada de Dios y a la comunión con Jesús. La libertad para la universalidad, es pues la justa laicidad del Estado, si es transformada en algo absolutamente profano, en “laicismo”, para el cual el olvido de Dios y la exclusiva orientación hacia el éxito parecen haberse convertido en elementos constitutivos. Pero así la razón del hombre pierde su punto de referencia, corre siempre el peligro del ofuscamiento y de la ceguera.
En realidad, ya al interior de la Torah se puede notar un diálogo continuo entre normas condicionadas por la historia y “metanormas”, normas superiores que expresan cuanto se es requerido perennemente de la alianza con Dios, o sea, como se ha visto, la adoración del único Dios y la responsabilidad por el prójimo en condiciones de necesidad y debilidad.
Jesús se mueve en esta misma línea, “dinamizándola” ulteriormente. No formula un orden social, sino seguramente antepone a los ordenamientos sociales los criterios fundamentales que, sin embargo, como tales no pueden encontrar plena realización en algún orden social.
También hoy la cristiandad debe continuamente reelaborar, reformular y corregir los ordenamientos sociales – una “doctrina social cristiana” – frente a los nuevos desarrollos y puede encontrar en el mensaje de Jesús, radicado en la Torah y en su evolución mediante la crítica de los profetas, tanto la amplitud requerida por los necesarios desarrollos históricos como la base estable que garantiza la dignidad del hombre a partir de la dignidad de Dios.

viernes, enero 11, 2008

"Entra porque tu lámpara siempre ardió"


Hoy, 11 de enero, recordamos la muerte de nuestra Madre Ana María Janer...

Sí, "una mañanita fría de invierno Ana María murió, se murió de amor..."

Su muerte fue pasar a la vida: una PASCUA! Su muerte ha sido para todos nosotros, como su vida, una bendición. Ella sigue intercediendo por todos nosotros. Que su ejemplo de amor hasta la muerte sea para todos los janerianos CAMINO DE SANTIDAD EN LA IGLESIA!!!

Seamos fieles a nuestro hermosísimo carisma!

Que nuestra lámpara siempre arda en la Caridad hecha servicio!!!

lunes, enero 07, 2008

Para leer: "Jesús de Nazareth" de Benedicto XVI

"Jesús de Nazaret" es el primer libro de Benedicto XVI, sobre la figura y la vida de Jesucristo, desde el Bautismo en el Jordán a la Transfiguración.

Afirma el Papa que es la primera parte de una obra, cuya realización «ha sido precedida por un ‘largo camino interior’». Y en cuya segunda parte espera «poder ofrecer también un capítulo sobre las narraciones de la infancia de Jesús y tratar sobre el misterio de su pasión, muerte y resurrección».

"Queridos muchachos y muchachas, os deseo que descubráis cada vez más la alegría de seguir a Jesús y de convertiros en amigos suyos. Es la alegría de Pedro y de los demás Apóstoles, de los santos y de las santas de todos los tiempos. Es la misma alegría que me impulsó a escribir el libro Jesús de Nazaret, recién publicado. Para los más jóvenes resultará un poco ardua su lectura, pero idealmente os lo entrego a vosotros, para que acompañe el camino de fe de las nuevas generaciones." (del Angelus del Papa en Pavia, Italia, el 22 de junio de 2007).
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/angelus/2007/documents/hf_ben-xvi_reg_20070422_pavia_sp.html

Este libro debe llegar a ser para todos, especialmente para los 'laicos Janerianos' una lectura que ayude -como dice el Papa- a crecer en el encuentro con el Señor.

Que todo janeriano pueda acercarse de alguna manera al texto!!! El que pueda, téngalo y aprovechen las vacaciones para una buena lectura, que además ayuda al ENCUENTRO CON EL SEÑOR!

miércoles, enero 02, 2008

Mensaje: Jornada mundial de la PAZ 2008

"FAMILIA HUMANA, COMUNIDAD DE PAZ"

"...La familia natural, en cuanto comunión íntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es el lugar primario de ‘‘humanización'' de la persona y de la sociedad, la cuna de la vida y del amor...

En efecto, en una vida familiar «sana» se experimentan algunos elementos esenciales de la paz: la justicia y el amor entre hermanos y hermanas, la función de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los miembros más débiles, porque son pequeños, ancianos o están enfermos, la ayuda mutua en las necesidades de la vida, la disponibilidad para acoger al otro y, si fuera necesario, para perdonarlo. Por eso, la familia es la primera e insustituible educadora de la paz...

La comunidad social, para vivir en paz, está llamada a inspirarse también en los valores sobre los que se rige la comunidad familiar...

No vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas. Por eso es esencial que cada uno se esfuerce en vivir la propia vida con una actitud responsable ante Dios, reconociendo en Él la fuente de la propia existencia y la de los demás..."
Contemplemos en la SAGRADA FAMILIA el amor fiel, cotidiano, verdadero, constructor de paz... Pidamos a Jesús, José y María nos enseñen a vivir la paz, como fruto de la caridad hecha servicio.


Ver mensaje completo de Benedicto XVI: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/peace/documents/hf_ben-xvi_mes_20071208_xli-world-day-peace_sp.html